ALEXANDER ELEAZAR
Alexandre nació en Damasco en 1920 y
falleció en Barcelona en diciembre de 2004. Huérfano a los trece
años pasó su infancia y parte de su juventud en Francia. En 1965 y
en la ciudad de Barcelona, convencido de que el actual conocimiento
sobre los hechos del pasado estaba equivocado se puso a la tarea de
descubrir el secreto de las antiguas escrituras reputadas
indescifrables.
Tras dos años de arduos esfuerzos logra
interpretar su primer texto en escritura Ibérica, valiéndose de la
lengua Euskera que resultó ser la más antigua de las habladas en la
Tierra. Este primer texto era el conocido con la denominación de
"Plomo de la Serreta de Alcoy" hallado en unas excavaciones
en 1922.
Luego, al estudiar en profundidad bastantes
grafías, incluidos los jeroglíficos egipcios, así como los
vocablos y expresiones empleados, llegó al convencimiento de que los
antiguos se sirvieron en primer lugar de una sola y única lengua: el
Elengoa, el cual su pariente lingüístico más cercano aún
existiendo en la actualidad es el Euskera.
Se dio cuenta igualmente que a partir de
ella se crearon una infinidad de modismos, los cuales tuvo que
utilizar constantemente. Esto le permitió traducir numerosos textos,
obteniendo así cuantiosas y valiosas informaciones procedentes
directamente de los escritores, historiadores y Reyes que habitaron
la Península Ibérica hace más de 5.000 años. El Telón del gran
teatro de la Historia se levantaba para este investigador incansable.
Con los éxitos logrados en el campo de la
interpretación de los signos íberos y otros de parecida textura
gráfica, decidió aplicar el sistema de traducción a los
jeroglíficos egipcios, comprobando -y no sin gran asombro- que este
funcionaba a la perfección, echando así por tierra las afirmaciones
y teorías enunciadas por Champolion y por otros acerca de la
interpretación y traducción de los textos egipcios. Pudo observar
como tales teorías estaban equivocadas principalmente a causa de que
los investigadores no conocen cuál era el lenguaje hablado por los
egipcios, siendo este una derivación del Elengoa y por tanto más
parecido al euskera que a las ramas lingüísticas semita o copta.
Como consecuencia de ello, los egiptólogos actuales interpretan mal
el verdadero significado de los signos jeroglíficos, cometiendo en
esencia hasta un 90% de errores en sus traducciones, las cuales por
ello quedan muy incompletas e incoherentes.
En su fase postrera, el investigador se
decidió por la traducción de textos en escritura cuneiforme.
Descubrió, en contra de lo que afirman los estudiosos del tema, que
dicha escritura no es jeroglífica sino que se fundamenta en una
forma de criptografía, que consta de un elemento semántico clave y
un conjunto de componentes aglutinados en torno a este que lo
complementan morfológicamente. Si no se conoce el elemento clave
actuando de semantema es imposible darle un significado correcto a
los tres, cuatro o cinco signos precedentes e incluso todos los demás
del texto, por desconocerse el tema básico sobre el cual trata un
texto determinado.
"Trabajé
exhaustivamente con textos Ibéricos mas el que me dio aquella
llave fue el llamado disco de Faistos. A partir de su lectura
correcta pude traducir mi primer texto Ibérico."
A.
Eleazar
Después de dos décadas de exhaustivas
investigaciones y descubrimientos prodigiosos, Alexandre Eleazar
publica en 1985 y en Barcelona un densísimo libro titulado "Los
Bere", en el cual revela el
resultado de tantos años de desvelos y sacrificios. Este libro es el
primero de una serie en proyecto junto a "Los
Paios" y "La Bibele" de
próxima publicación.
Participa en varias conferencias y realiza
diversos artículos en la prensa, no obteniendo respuesta por parte
de historiadores ni de organismos oficiales. Alexandre esperaba que
desde el principio de conocerse el contenido de su obra por el
público y en especial por los historiadores y arqueólogos, estos
confrontaran y discutieran sus investigaciones, pero no ocurrió así.
Haciendo honor a la verdad -y pese a los esfuerzos hechos por él
mismo en este sentido- el libro tuvo escaso eco, pasando casi
desapercibido por los interesados en temas históricos. Los medios de
comunicación apenas lo comentaron. Los investigadores, arqueólogos
y demás estudiosos del pasado enmudecieron ante su aparición en el
mercado.
El porqué de tanto mutismo se explica en
que "Los Bere" es un libro demasiado peligroso para algunos
ya que pone en entredicho el esquema histórico urdido, a través de
los siglos, por aquellos que controlan los destinos de la humanidad.
En su primer libro, el autor ha tenido la consideración de no
explicar en detalle el sistema, fundamentos y documentación
utilizada para llegar a sus asombrosas conclusiones. Actuó así con
el fin de que los versados en iberismo y escrituras antiguas le
pusieran en duda y le acusaran de inconsistente. Intentaba así
levantar polémica y que le desacreditaran con el fin de poder
después, en una gran conferencia pública, exponer a todos sus
detractores los detalles de su metodología investigativa y los
fundamentos científicos de sus afirmaciones. Pero no pudo ser así
ya que se impuso un velo de silencio en torno a su persona y su obra.
Hay que destacar el hecho bien patente, para
la mayoría de los estudiosos de la materia, de que existe un periodo
casi en blanco en la Historia, el cual va desde el siglo IV al XV de
nuestra Era. En este periodo se produjo la mayor mutilación de la
cultura y destrucción de la Historia que se haya hecho jamás. Puede
decirse que desde la proclamación de Constantino, como Jerarca
absoluto de la Iglesia de Roma, se estableció una línea clara de
demarcación por la cual todo aquello que estaba en conforme acuerdo
con los postulados de esa Iglesia era exaltado y promovido, y lo
demás debía ser destruido. Esta es la causa principal de que la
Historia Antigua haya llegado hasta nosotros muy mutilada,
intencionalmente tergiversada y transformada de tal modo que hoy en
día apenas sabemos con exactitud nada de ella. Así, todos los
libros de conocimiento público de aquellos tiempos, incluidos los
llamados "clásicos", son los únicos que los poderes
imperantes de los pueblos han dejado subsistir y ello por ser libros
y textos elaborados siguiendo unas premisas bien precisas que en
ningún caso pretenden aclarar los acontecimientos del pasado, sino
que bien al contrario, los falsean.
De suerte que han llegado hasta nosotros
muchos documentos escritos que, por ser en aquellos tiempos ya
indescifrables y otros habiéndose descubierto en excavaciones
arqueológicas actuales, se han salvado de la quema. Siendo numerosos
en verdad los conservados en muros, columnas, obeliscos, pinturas,
tumbas y esculturas hallados en Egipto al igual que los desenterrados
en Mesopotamia y Oriente Medio escritos en cuneiforme. También
unimos a ellos los textos ibéricos, de los cuales existen más de un
millar, los etruscos, los griegos arcaicos y otros -también muy
numerosos- encontrados en todas las tierras bañadas por el
Mediterráneo, incluidas las de África y Oriente Medio. Con todo
este inmenso material, el cual ha podido descifrar en parte Alexandre
Eleazar, se ha podido reconstruir de nuevo el relato histórico de la
humanidad.
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