1.-
Depuración completa del organismo. Nuestros
cuerpos necesitan ser limpiados de vez en cuando. Los órganos que
sirven para filtrar y deshacerse de los residuos que nuestro cuerpo
recibe (riñones, hígado, pulmones, colon,...) se van ensuciando con
el tiempo. Esto hace que cada vez sean menos efectivos y que se
estresen con una carga de trabajo abultada. Por tanto, es necesaria
una depuración de estos filtros mediante la ingestión de alimentos
que ayuden a su limpieza, además de baños de agua caliente con sal
que ayuden a la expulsión de los residuos por los poros (Ósmosis) y
lavativas que limpien nuestro sistema excretor. Las infusiones de
ciertas plantas también son beneficiosas para la depuración de los
filtros de nuestro cuerpo. Tomillo, Gordolobo y Laurel, son plantas
que ayudan a limpiar los pulmones. Alcachofera, Cardo Mariano, Diente
de León, Boldo y Desmodium, hacen lo mismo con el hígado, así como
la Arenaria, Cola de Caballo y Té Verde con los riñones.
2.-
Corrección de la dieta. La
alimentación es la base de nuestro cuerpo. De ella tomamos los
elementos que utilizamos para el funcionamiento de nuestros órganos.
Es, por tanto, un factor esencial en la creación de un entorno
saludable en nuestro organismo. Una dieta basada en las verduras,
proteínas vegetales (sin abusar) e hiposódica (baja en sal) ayuda a
alcalinizar nuestro organismo y crear un entorno beneficioso para el
desarrollo de las células “sanas”, y el deterioro de las células
“malas”. Se recomienda realizar una dieta vegetariana cada cierto
tiempo para mantener nuestro organismo alcalinizado (Oxigenado).
3.-
Alcalinización y oxigenación del medio interno. Siguiendo
lo dicho en el párrafo anterior, la alcalinización del organismo es
esencial para crear un medio salubre en nuestro organismo. Las
células cancerosas, o tumorales, sobreviven gracias a un entorno
acidificado (poco oxigenado) ya que se alimentan de los elementos que
tienen a su alrededor. Si conseguimos un entorno, mediante la
alimentación y la depuración, rico en oxígeno y alcalinizado,
obtendremos un gran avance en el aislamiento de las células “malas”,
ya que el oxígeno y un entorno “limpio” es perjudicial para
éstas y beneficioso para las células sanas.
4.-
Medicina Ortomolecular y Medicamentos Antihomotoxicologicos. La
medicina ortomolecular es una terapia alternativa que recomienda el
uso de cantidades de biomoléculas (vitaminas, por ejemplo) en
cantidades altas. Es una terapia calificada por algunos como
pseudociencia y que puede ser peligrosa si se utiliza sin la consulta
y seguimiento de alguien cualificado. NO SE RECOMIENDA HACERLO POR SU
PROPIA CUENTA A NADIE. Se ha demostrado su utilidad en pacientes con
bajos niveles vitamínicos, pero no en todo tipo de personas. Las
terapias antihomotoxicológicas (tambien denominados Terapias
Bioenergéticas) son aquellas que utilizan medicamentos similares a
la problemática del paciente en bajas cantidades. Se utilizan para
estimular el sistema inmunológico de manera que éste se active y
ayude en la lucha contra la enfermedad. Insistimos en que el
seguimiento de estas terapias DEBE SER SIEMPRE SUPERVISADO POR UN
PROFESIONAL DE LA MEDICINA.
Estos serían los pilares fundamentales sobre los que se asientan las terapias del Dr. Martí Bosch, pero no los únicos. Sabemos que también se vale de otras como la Ozonoterapia, la Biorresonancia o la Hipertermia. Cada paciente es un caso diferente y cada uno necesita unas cosas u otras. Es por eso que la automedicación o el hacer las cosas por uno mismo sin la consulta a especialistas, profesionales y personas cualificadas puede llegar a ser perjudicial para el propio paciente, y no es recomendable.
Poco a poco cada vez más oncólogos y universidades de medicina, estudian estos campos y los aplican. Aunque siempre existan voces contrarias, ya sea por intereses propios o por escepticismo, cada vez existen más pruebas y resultados que demuestran la utilidad de estas terapias. Sin olvidar que, en algunos casos, las terapias convencionales (Quimioterapia, Intervención quirúrgica, …) son necesarias en situaciones extremas.
Estos serían los pilares fundamentales sobre los que se asientan las terapias del Dr. Martí Bosch, pero no los únicos. Sabemos que también se vale de otras como la Ozonoterapia, la Biorresonancia o la Hipertermia. Cada paciente es un caso diferente y cada uno necesita unas cosas u otras. Es por eso que la automedicación o el hacer las cosas por uno mismo sin la consulta a especialistas, profesionales y personas cualificadas puede llegar a ser perjudicial para el propio paciente, y no es recomendable.
Poco a poco cada vez más oncólogos y universidades de medicina, estudian estos campos y los aplican. Aunque siempre existan voces contrarias, ya sea por intereses propios o por escepticismo, cada vez existen más pruebas y resultados que demuestran la utilidad de estas terapias. Sin olvidar que, en algunos casos, las terapias convencionales (Quimioterapia, Intervención quirúrgica, …) son necesarias en situaciones extremas.
TODO ORGANISMO ENFERMO ES UN ORGANISMO ACIDIFICADO Y/O DESNUTRIDO
La inmensa mayoría de las llamadas “enfermedades” tienen un mismo origen: la acidificación del organismo y/o su desnutrición. Desde las patologías neurodegenerativas hasta las musculares pasando por las circulatorias, las respiratorias o las digestivas. Cáncer incluido. Un organismo acidificado es un organismo enfermo. Un organismo con carencia de nutrientes esenciales es un organismo que no puede funcionar correctamente. Y ambas situaciones dan lugar a la inmensa mayoría de las patologías.
Que los médicos –convencionales o no– ignoren esto es lo que impide que logren ayudar a sus pacientes. Pues bien, el Dr. Alberto Martí Bosch, miembro de nuestro Consejo Asesor y quien cerró a finales del pasado año el III Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer con una ponencia cuyo DVD recomendamos adquirir a todos nuestros lectores por su interés y carácter didáctico ya que es útil para cualquier enfermedad nos explica de forma tan sencilla como breve las causas a nivel biológico de la inmensa mayoría de las enfermedades y cómo afrontarlas.
La Medicina convencional ignora la causa o etiología de la inmensa mayoría de las llamadas “enfermedades”; por eso dice que son idiopáticas, es decir, desconocidas. La verdad sin embargo es que sí se conocen pero no se les explica a los médicos en las facultades de Medicina. En Discovery DSALUD se viene de hecho denunciando esto desde hace años.
Pues bien, las principales las causas son, de forma resumida, las siguientes:
1) Los traumas espirituales es decir, de conciencia y psicoemocionales. Sencillamente porque se somatizan. Que mis colegas no entiendan –porque no se les ha enseñado que muchas patologías tienen ese origen impide que se trate ese aspecto y el enfermo no se recupere.
2) Las disfunciones del organismo a nivel energético. Los seres vivos somos seres electromagnéticos y nos afecta pues el mar de frecuencias en el que estamos inmersos. Pueden dañar incluso el ADN. De ahí que tanto una tormenta eléctrica como vivir ceca de una torre de alta tensión o un trasformador o estar con el móvil pegado a una oreja o con el WiFi constantemente emitiendo radiofrecuencias pueda afectar gravemente a nuestra salud. Descompensando nuestros organismos a nivel energético. Por eso las terapias que reequilibran el cuerpo energético son a veces tan útiles. Es el caso, entre otras, de la Acupuntura.
3) La intoxicación del organismo. Un organismo intoxicado es un organismo acidificado, es decir, con un pH muy bajo. Y en tales ocasiones el cuerpo no funciona bien.
4) La desnutrición. Hay cientos de millones de personas que comen a diario en abundancia y padecen desnutrición. Es decir, les faltan nutrientes esenciales para la vida. Porque no se trata de cuánto se come sino de qué y cómo se come.
Dicho esto en este artículo vamos a centrarnos en explicar cómo afrontar estos dos últimos aspectos. Y voy a intentar hacerlo de la forma más sencilla y pragmática posible.
LA INTOXICACIÓN
El simple hecho de vivir genera residuos tóxicos. Si comemos defecamos, si bebemos orinamos, si respiramos generamos CO2 ... Y todos esos residuos tóxicos deben ser eliminados y reprocesados por el ecosistema a fin de que vuelvan a ser útiles en el ciclo de la vida. Bueno, pues a nivel celular ocurre lo mismo solo que nuestro organismo es como una gran pecera en la que viven las células. Recordemos que nuestro cuerpo está constituido por un 70% de agua y que ésta es salada (tiene 9,4 gramos de sal por litro de agua). Así pues somos una gran pecera móvil de agua marina en la que viven nuestras células y es fundamental que dicha agua se mantenga perfectamente limpia, depurada y libre de toxinas así como de agentes patógenos: virus, bacterias, parásitos, metales pesados, sustancias químicas tóxicas...
Obviamente nuestro organismo, como el de cualquier ser vivo, es algo formidable y fascinante con unas capacidades de autorregeneración increíbles pero en la actualidad el grado de contaminación del aire, del agua, de los alimentos, de la ropa y del medio ambiente en general es ya tal que con frecuencia hay que ayudarle. ¿Y cómo hacerlo? Pues primero hay que saber cómo funciona para poder mantenerlo limpio y libre de toxinas. Y para ello vamos a centrarnos en el trabajo del Dr. Alfred Pishinger que fue el primero en explicarlo en su libro The Matrix and Matrix Regulation.
Como puede verse en el esquema el pulmón es el órgano responsable de enviar oxígeno al sistema arterial para que éste lo distribuya por todo el organismo y llegue así al sistema celular. El tubo digestivo, por su parte, absorbe los alimentos, los envía a la sangre y a través de ella llegan al hígado para que éste los procese y los distribuya de nuevo a través de ella al sistema celular. De tal forma las células reciben el oxígeno y el alimento que necesitan.
Ahora bien, al recibir el oxígeno las células generan anhídrido carbónico (CO2 ) también denominado óxido de carbono, dióxido de carbono y gas carbónico del que hay que deshacerse porque en contacto con agua se trasforma en ácido carbónico el cual pasa al plasma intersticial, luego al sistema vascular venoso y de éste al pulmón que se encarga finalmente de eliminarlo del organismo.
En
cuanto a los nutrientes cuando la célula recibe grasas –sean de
origen animal o vegetal– genera como residuo
ácidos grasos que pasan al plasma
intersticial y de ahí al
sistema vascular venoso el cual lo llevará hasta el
hígado para ser excretado en forma de sal biliar o bilis. Y
cuando recibe proteínas tanto de origen animal como vegetal
lo que la célula genera como residuo es ácido úrico que pasa
al plasma intersticial y de ahí al plasma vascular para luego
llevarse al riñón y eliminarse del organismo en forma de orina.
Obviamente
los restos no nutritivos se excretan
por el tubo digestivo en forma
de heces fecales.
Hasta
aquí todo es obvio aunque nunca pensemos en ello y mucho menos en la
importancia de que dichos órganos funcionen al 100%.
En
suma, tal es de forma muy simplificada nuestro sistema de limpieza o
drenaje. Solo que si éste falla el material tóxico de desecho
empantana el espacio intersticial es decir, el espacio acuoso
que baña los tejidos intoxicándolo.
Y cuando las células están rodeadas
de las propias toxinas que han
generado no pueden vivir correctamente
ya que su entorno se vuelve ácido
por la acumulación de ácido
carbónico, ácidos grasos y ácido
úrico. Tres ácidos que son cáusticos y por tanto
lo queman todo haciendo que las células se queden sin oxígeno
y sin nutrientes. Y claro, sin oxígeno y sin nutrientes sólo pueden
pasar dos cosas.
1)
Que las células se mueran. Y en tal caso o se fibrosan o se
enquistan. Es cuando aparecen los fibromas y los quistes. Es
decir, ésa es la causa de los
fibromas mamarios, los fibromas uterinos,
los fibromas prostáticos, los quistes
de ovarios y los quistes mamarios.
Salvo que esa intoxicación/acidificación
tenga lugar en los tejidos centrales
porque entonces lo que aparecerá es
fibrosis pulmonar, fibrosis renal,
fibrosis hepática, quistes renales, quistes hepáticos o
quistes pulmonares.
Ahora
bien, esa intoxicación/acidificación puede darse a nivel del
sistema nervioso central y entonces las células que morirán
serán las neuronas. Y en tal caso...
...si
mueren las células de la base del cerebro aparece el parkinson.
...si
mueren las neuronas del sistema nervioso central surge el alzheimer.
...si
el ataque ácido se genera sobre la mielina de los axones y de las
dendritas aparecen las llamadas enfermedades desmielinizantes
–hay “catalogadas” 17 o 18– como
la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral
amiotrófica (ELA).
Evidentemente
según el lugar donde empiezan a
lesionarse las células la gravedad de
la enfermedad será mayor o menor pero nunca deben los
síntomas pasarse por alto ya que es un aviso serio de que algo
por dentro va mal.
Lo
singular de todo esto es que la mayoría de los médicos
–especialistas incluidos– lo ignora. Por eso
habitualmente frente a los fibromas o
los quistes proponen sólo “vigilarlos”
o extirparlos sin más. No los relacionan con un proceso
de acidosis metabólica que puede ser controlado y corregido.
Y
cuando el proceso es más serio como en una fibrosis pulmonar o
renal o una cirrosis y no se detectan gérmenes
responsables o alteraciones genéticas se
les tilda rápidamente de origen
idiopático –es decir, desconocido y
se le dice al enfermo que no
hay tratamiento específico.
Lo
mismo que si afectan al sistema nervioso periférico o central. Pues
bien, es hora de que mis colegas y los enfermos entiendan que la
causa primigenia de casi todas esas patologías es una acidosis
metabólica. Y que lo hay que hacer en todos los casos es
empezar desintoxicando/desacidificando a los enfermos.
2)
Que las células sobrevivan. Supongo que el lector se preguntará
cómo pueden sobrevivir células en medio de
tal estercolero pero he de decirle
que hay cuatro mecanismos de supervivencia
posibles:
1)
Reteniendo líquidos. Es decir, lo que
hace la célula es retener agua
para formar una burbuja acuosa
particular donde vivir sin contacto
con el medio ácido pero conectada
al capilar arterial a fin de seguir
recibiendo oxígeno y nutrientes. Con
lo que sigue liberando más residuos
tóxicos al espacio intersticial. Obviamente
eso hace que los tejidos
terminen hinchándose al estar llenos
de líquido, se inflamen y la
persona empiece a engordar por acumulación
de toxinas. Son los casos por
ejemplo de esas personas que aunque
sigan dietas hídricas –es decir, que solo ingieren
alimentos líquidos– engordan.
2)
Neutralizando los ácidos mediante su
conversión en sales. Para neutralizar
el ácido úrico –causa de problemas
como la artritis– generando urato
sódico. Y para neutralizar el ácido
carbónico generando carbonato cálcico.
Algo para lo que utiliza los
minerales alcalinos. Entre ellos el calcio que el
organismo tiene que obtener de los huesos (con lo que aparece
osteoporosis). Además las sales pueden precipitar en los tejidos
blandos y aparecer calcificaciones (por ejemplo en las mamas).
3)
Drenando los ácidos a través de la piel y/o las mucosas. Lo cual
puede ser la causa –depende del grado de acidez– de
problemas como el acné, las dermatitis, los eccemas, la psoriasis...
4)
Mutando. O sea, recuperando la posibilidad de automultiplicarse
rápidamente. Y a eso se le llama cáncer.
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