martes, 28 de mayo de 2013

DESINTOXICACIÓN

1.- Depuración completa del organismo. Nuestros cuerpos necesitan ser limpiados de vez en cuando. Los órganos que sirven para filtrar y deshacerse de los residuos que nuestro cuerpo recibe (riñones, hígado, pulmones, colon,...) se van ensuciando con el tiempo. Esto hace que cada vez sean menos efectivos y que se estresen con una carga de trabajo abultada. Por tanto, es necesaria una depuración de estos filtros mediante la ingestión de alimentos que ayuden a su limpieza, además de baños de agua caliente con sal que ayuden a la expulsión de los residuos por los poros (Ósmosis) y lavativas que limpien nuestro sistema excretor. Las infusiones de ciertas plantas también son beneficiosas para la depuración de los filtros de nuestro cuerpo. Tomillo, Gordolobo y Laurel, son plantas que ayudan a limpiar los pulmones. Alcachofera, Cardo Mariano, Diente de León, Boldo y Desmodium, hacen lo mismo con el hígado, así como la Arenaria, Cola de Caballo y Té Verde con los riñones.

2.- Corrección de la dieta. La alimentación es la base de nuestro cuerpo. De ella tomamos los elementos que utilizamos para el funcionamiento de nuestros órganos. Es, por tanto, un factor esencial en la creación de un entorno saludable en nuestro organismo. Una dieta basada en las verduras, proteínas vegetales (sin abusar) e hiposódica (baja en sal) ayuda a alcalinizar nuestro organismo y crear un entorno beneficioso para el desarrollo de las células “sanas”, y el deterioro de las células “malas”. Se recomienda realizar una dieta vegetariana cada cierto tiempo para mantener nuestro organismo alcalinizado (Oxigenado).

3.- Alcalinización y oxigenación del medio interno. Siguiendo lo dicho en el párrafo anterior, la alcalinización del organismo es esencial para crear un medio salubre en nuestro organismo. Las células cancerosas, o tumorales, sobreviven gracias a un entorno acidificado (poco oxigenado) ya que se alimentan de los elementos que tienen a su alrededor. Si conseguimos un entorno, mediante la alimentación y la depuración, rico en oxígeno y alcalinizado, obtendremos un gran avance en el aislamiento de las células “malas”, ya que el oxígeno y un entorno “limpio” es perjudicial para éstas y beneficioso para las células sanas.

4.- Medicina Ortomolecular y Medicamentos Antihomotoxicologicos. La medicina ortomolecular es una terapia alternativa que recomienda el uso de cantidades de biomoléculas (vitaminas, por ejemplo) en cantidades altas. Es una terapia calificada por algunos como pseudociencia y que puede ser peligrosa si se utiliza sin la consulta y seguimiento de alguien cualificado. NO SE RECOMIENDA HACERLO POR SU PROPIA CUENTA A NADIE. Se ha demostrado su utilidad en pacientes con bajos niveles vitamínicos, pero no en todo tipo de personas. Las terapias antihomotoxicológicas (tambien denominados Terapias Bioenergéticas) son aquellas que utilizan medicamentos similares a la problemática del paciente en bajas cantidades. Se utilizan para estimular el sistema inmunológico de manera que éste se active y ayude en la lucha contra la enfermedad. Insistimos en que el seguimiento de estas terapias DEBE SER SIEMPRE SUPERVISADO POR UN PROFESIONAL DE LA MEDICINA.

Estos serían los pilares fundamentales sobre los que se asientan las terapias del Dr. Martí Bosch, pero no los únicos. Sabemos que también se vale de otras como la Ozonoterapia, la Biorresonancia o la Hipertermia. Cada paciente es un caso diferente y cada uno necesita unas cosas u otras. Es por eso que la automedicación o el hacer las cosas por uno mismo sin la consulta a especialistas, profesionales y personas cualificadas puede llegar a ser perjudicial para el propio paciente, y no es recomendable.

Poco a poco cada vez más oncólogos y universidades de medicina, estudian estos campos y los aplican. Aunque siempre existan voces contrarias, ya sea por intereses propios o por escepticismo, cada vez existen más pruebas y resultados que demuestran la utilidad de estas terapias. Sin olvidar que, en algunos casos, las terapias convencionales (Quimioterapia, Intervención quirúrgica, …) son necesarias en situaciones extremas.



TODO ORGANISMO ENFERMO ES UN ORGANISMO ACIDIFICADO Y/O DESNUTRIDO
La  inmensa  mayoría  de  las  llamadas  “enfermedades”  tienen  un  mismo  origen:  la acidificación del organismo y/o su desnutrición. Desde las patologías neurodegenerativas hasta  las  musculares  pasando  por  las  circulatorias,  las  respiratorias  o  las  digestivas. Cáncer incluido. Un organismo acidificado es un organismo enfermo. Un organismo con carencia  de  nutrientes  esenciales  es  un  organismo  que  no  puede  funcionar correctamente. Y ambas situaciones dan lugar a la inmensa mayoría de las patologías.

Que los médicos –convencionales o no– ignoren esto es lo que impide que logren ayudar a  sus  pacientes.  Pues  bien,  el  Dr.  Alberto  Martí  Bosch,  miembro  de  nuestro  Consejo Asesor  y  quien  cerró  a  finales  del  pasado  año  el  III  Congreso  Internacional  sobre Tratamientos  Complementarios  y  Alternativos  en  Cáncer  con  una  ponencia  cuyo  DVD recomendamos adquirir a todos nuestros lectores por su interés y carácter didáctico ya que es útil para cualquier enfermedad­ nos explica de forma tan sencilla como breve las causas a nivel biológico de la inmensa mayoría de las enfermedades y cómo afrontarlas.

La Medicina convencional ignora la causa o etiología de la inmensa mayoría de las llamadas “enfermedades”;  por  eso  dice  que  son  idiopáticas,  es  decir,  desconocidas.  La  verdad  sin embargo  es  que  sí  se  conocen  pero  no  se  les  explica  a  los  médicos  en  las  facultades  de Medicina.  En  Discovery  DSALUD  se  viene  de  hecho  denunciando  esto  desde  hace  años.

Pues bien, las principales las causas son, de forma resumida, las siguientes:
1)  Los  traumas  espirituales  ­es  decir,  de  conciencia­  y  psicoemocionales.  Sencillamente porque se somatizan. Que mis colegas no entiendan –porque no se les ha enseñado­ que muchas  patologías  tienen  ese  origen  impide  que  se  trate  ese  aspecto  y  el  enfermo  no  se recupere.
2)  Las  disfunciones  del  organismo  a  nivel  energético.  Los  seres  vivos  somos  seres electromagnéticos  y  nos  afecta  pues  el  mar  de  frecuencias  en  el  que  estamos  inmersos. Pueden dañar incluso el ADN. De ahí que tanto una tormenta eléctrica como vivir ceca de una torre de alta tensión o un trasformador o estar con el móvil pegado a una oreja o con el WiFi constantemente  emitiendo  radiofrecuencias  pueda  afectar  gravemente  a  nuestra  salud. Descompensando  nuestros  organismos  a  nivel  energético.  Por  eso  las  terapias  que reequilibran  el  cuerpo  energético  son  a  veces  tan  útiles.  Es  el  caso,  entre  otras,  de  la Acupuntura.
3) La intoxicación del organismo. Un organismo intoxicado es un organismo acidificado, es decir, con un pH muy bajo. Y en tales ocasiones el cuerpo no funciona bien.
4) La desnutrición. Hay cientos de millones de personas que comen a diario en abundancia y padecen  desnutrición.  Es  decir,  les  faltan  nutrientes  esenciales  para  la  vida.  Porque  no  se trata de cuánto se come sino de qué y cómo se come.

Dicho esto en este artículo vamos a centrarnos en explicar cómo afrontar estos dos últimos aspectos. Y voy a intentar hacerlo de la forma más sencilla y pragmática posible.

LA INTOXICACIÓN 
El  simple  hecho  de  vivir  genera  residuos  tóxicos.  Si  comemos  defecamos,  si  bebemos orinamos,  si  respiramos  generamos  CO2 ...  Y  todos  esos  residuos  tóxicos  deben  ser eliminados y reprocesados por el ecosistema a fin de que vuelvan a ser útiles en el ciclo de la vida. Bueno, pues a nivel celular ocurre lo mismo solo que nuestro organismo es como una gran pecera en la que viven las células. Recordemos que nuestro cuerpo está constituido por un 70% de agua y que ésta es salada (tiene 9,4 gramos de sal por litro de agua). Así pues somos  una  gran  pecera  móvil  de  agua  marina  en  la  que  viven  nuestras  células y es fundamental que dicha agua se mantenga perfectamente limpia, depurada y libre de toxinas así  como  de  agentes  patógenos:  virus,  bacterias,  parásitos,  metales  pesados,  sustancias químicas tóxicas...

Obviamente  nuestro  organismo,  como  el  de  cualquier  ser  vivo,  es  algo  formidable  y fascinante  con  unas  capacidades  de  autorregeneración  increíbles  pero  en  la  actualidad  el grado de contaminación del aire, del agua, de los alimentos, de la ropa y del medio ambiente en general es ya tal que con frecuencia hay que ayudarle. ¿Y cómo hacerlo? Pues primero hay  que  saber  cómo  funciona  para  poder  mantenerlo  limpio  y  libre  de  toxinas.  Y  para  ello vamos a centrarnos en el trabajo del Dr. Alfred Pishinger que fue el primero en explicarlo en su libro The Matrix and Matrix Regulation.

Como puede verse en el esquema el pulmón es el órgano responsable de enviar oxígeno al sistema  arterial  para  que  éste  lo  distribuya  por  todo  el  organismo  y  llegue  así  al  sistema celular. El tubo digestivo, por su parte, absorbe los alimentos, los envía a la sangre y a través de ella llegan al hígado para que éste los procese y los distribuya de nuevo a través de ella al sistema celular. De tal forma las células reciben el oxígeno y el alimento que necesitan.

Ahora  bien,  al  recibir  el  oxígeno  las  células  generan  anhídrido  carbónico  (CO2 )  ­también denominado  óxido  de  carbono,  dióxido  de  carbono  y  gas  carbónico ­del  que  hay  que deshacerse  porque  en  contacto  con  agua  se  trasforma  en  ácido  carbónico  el  cual  pasa  al plasma  intersticial,  luego  al  sistema  vascular  venoso  y  de  éste  al  pulmón  que  se  encarga finalmente de eliminarlo del organismo.

En cuanto a los nutrientes cuando la célula recibe grasas –sean de origen animal o vegetal– genera como  residuo  ácidos  grasos  que  pasan  al  plasma  intersticial  y  de  ahí  al  sistema vascular venoso el cual lo llevará hasta el hígado para ser excretado en forma de sal biliar o bilis. Y cuando recibe proteínas ­tanto de origen animal como vegetal­ lo que la célula genera como residuo es ácido úrico que pasa al plasma intersticial y de ahí al plasma vascular para luego llevarse al riñón y eliminarse del organismo en forma de orina.

Obviamente  los  restos  no  nutritivos  se  excretan  por  el  tubo  digestivo  en  forma  de  heces fecales.

Hasta aquí todo es obvio aunque nunca pensemos en ello y mucho menos en la importancia de que dichos órganos funcionen al 100%.

En suma, tal es de forma muy simplificada nuestro sistema de limpieza o drenaje. Solo que si éste falla el material tóxico de desecho empantana el espacio intersticial ­es decir, el espacio acuoso  que  baña  los  tejidos­  intoxicándolo.  Y  cuando  las  células  están  rodeadas  de  las propias  toxinas  que  han  generado  no  pueden  vivir  correctamente  ya  que  su  entorno  se vuelve  ácido  por  la  acumulación  de  ácido  carbónico,  ácidos  grasos  y  ácido  úrico.  Tres ácidos que son cáusticos y por tanto lo queman todo haciendo que las células se queden sin oxígeno y sin nutrientes. Y claro, sin oxígeno y sin nutrientes sólo pueden pasar dos cosas.
1) Que las células se mueran. Y en tal caso o se fibrosan o se enquistan. Es cuando aparecen los fibromas y los quistes.  Es  decir,  ésa  es  la  causa  de  los  fibromas mamarios,  los  fibromas  uterinos,  los  fibromas  prostáticos,  los  quistes  de  ovarios  y  los quistes  mamarios.  Salvo  que  esa  intoxicación/acidificación  tenga  lugar  en  los  tejidos centrales  porque  entonces  lo  que  aparecerá  es  fibrosis  pulmonar,  fibrosis  renal,  fibrosis hepática, quistes renales, quistes hepáticos o quistes pulmonares.

Ahora bien, esa intoxicación/acidificación puede darse a nivel del sistema nervioso central y entonces las células que morirán serán las neuronas. Y en tal caso...
...si mueren las células de la base del cerebro aparece el parkinson.
...si mueren las neuronas del sistema nervioso central surge el alzheimer.
...si el ataque ácido se genera sobre la mielina de los axones y de las dendritas aparecen las llamadas enfermedades desmielinizantes  –hay  “catalogadas”  17  o  18–  como  la  esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Evidentemente  según  el  lugar  donde  empiezan  a  lesionarse  las  células  la  gravedad  de  la enfermedad será mayor o menor pero nunca deben los síntomas pasarse por alto ya que es un aviso serio de que algo por dentro va mal.

Lo singular de todo esto es que la mayoría de los médicos –especialistas incluidos– lo ignora. Por  eso  habitualmente  frente  a  los  fibromas  o  los  quistes  proponen  sólo  “vigilarlos”  o extirparlos sin más. No los relacionan con un proceso de acidosis metabólica que puede ser controlado y corregido.

Y cuando el proceso es más serio ­como en una fibrosis pulmonar o renal o una cirrosis­ y no se  detectan  gérmenes  responsables  o  alteraciones  genéticas  se  les  tilda  rápidamente  de origen  idiopático  –es  decir,  desconocido­  y  se  le  dice  al  enfermo  que  no  hay  tratamiento específico.

Lo mismo que si afectan al sistema nervioso periférico o central. Pues bien, es hora de que mis colegas y los enfermos entiendan que la causa primigenia de casi todas esas patologías es una acidosis metabólica. Y que lo hay que hacer en todos los casos es empezar desintoxicando/desacidificando a los enfermos.

2) Que las células sobrevivan. Supongo que el lector se preguntará cómo pueden sobrevivir células  en  medio  de  tal  estercolero  pero  he  de  decirle  que  hay  cuatro  mecanismos  de supervivencia posibles:
1)  Reteniendo  líquidos.  Es  decir,  lo  que  hace  la  célula  es  retener  agua  para  formar  una burbuja  acuosa  particular  donde  vivir  sin  contacto  con  el  medio  ácido  pero  conectada  al capilar  arterial a  fin  de  seguir  recibiendo  oxígeno  y  nutrientes.  Con  lo  que  sigue  liberando más  residuos  tóxicos  al  espacio  intersticial.  Obviamente  eso  hace  que  los  tejidos  terminen hinchándose  al  estar  llenos  de  líquido,  se  inflamen  y  la  persona  empiece  a  engordar  por acumulación  de  toxinas.  Son  los  casos  por  ejemplo  de  esas  personas  que  aunque  sigan dietas hídricas –es decir, que solo ingieren alimentos líquidos– engordan.
 2) Neutralizando  los  ácidos  mediante  su  conversión  en  sales.  Para  neutralizar  el  ácido úrico  –causa  de  problemas  como  la  artritis–  generando  urato sódico.  Y  para  neutralizar  el ácido  carbónico  generando  carbonato  cálcico.  Algo  para  lo  que  utiliza  los  minerales alcalinos. Entre ellos el calcio que el organismo tiene que obtener de los huesos (con lo que aparece osteoporosis). Además las sales pueden precipitar en los tejidos blandos y aparecer calcificaciones (por ejemplo en las mamas).
3) Drenando los ácidos a través de la piel y/o las mucosas. Lo cual puede ser la causa –depende del grado de acidez– de problemas como el acné, las dermatitis, los eccemas, la psoriasis...
4) Mutando. O sea, recuperando la posibilidad de automultiplicarse rápidamente. Y a eso se le llama cáncer. 




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