Cocina
Cruda
ALIMENTACIÓN
Se
propone un tipo de cocina que pretende unir la experiencia de
disfrutar con la comida con el cuidado de la salud, entendida en su
más amplio concepto, tal como ha manifestado la OMS (Organización
Mundial de la Salud) en su definición:
“Por
salud no entendemos solo la ausencia de enfermedad, sino el pleno
estado de bienestar físico, psíquico, social y espiritual, que
permita al individuo realizarse de manera socialmente activa y
económicamente productiva”.
Podríamos
decir que la salud es mucho más que no sufrir enfermedad alguna.
Incluye, entre otros, aspectos como: Sentirse bien. Disfrutar de
claridad mental. Tener buen humor. Buena gestión de las emociones.
Mostrar buen aspecto. Gran nivel de energía. Resistencia al
cansancio. Sin enfermedades.
La
cocina vital, o viva, se basa en alimentos crudos, se apoya en
técnicas que potencian sus propiedades, y ofrece alimentos
saludables, llenos de vida, con exquisitos sabores, sorprendentes
texturas y placer para los sentidos.
Es
una opción escogida por atletas de élite y famosos artistas, para
mantener su forma física y belleza corporal, ya que la manifestación
de salud y belleza se procuran a partir del interior del cuerpo.
Para
comprender como proteger la salud, hay que tener en cuenta que la
vida empezó en el mar. Las primeras bacterias tuvieron que asociarse
(simbiosis), para sobrevivir bajo las cambiantes condiciones
ambientales, formando las células. Y, éstas, siguiendo el mismo
modelo asociativo, formaron nuevas especies, cada vez más complejas,
hasta llegar a los humanos.
Al
principio de nuestra evolución, el agua del mar, ligeramente
alcalina, tenía una salinidad de sólo unos 9 gr. de sales por
litro. Hoy, es la que se mantiene en el medio interno de nuestro
cuerpo, donde habitan las células que forman nuestros órganos y
sistemas corporales. Si por los hábitos de vida, una persona altera
la alcalinidad del “mar interior” o medio interno y lo acidifica,
las células sufren ahogo de nutrientes, y se debilitan
progresivamente hasta que aparece la enfermedad y, seguidamente, se
manifiesta el síntoma correspondiente.
Los
alimentos vegetales mantienen el medio interno ligeramente alcalino y
contienen los nutrientes necesarios, en las proporciones justas para
ser digeridos fácilmente y, por tanto, generar mínimos residuos. Su
eficiencia se truncaría al cocerlos o tratarlos por encima de los
40ºC, ya que, a partir de esta temperatura se destruyen las
enzimas; imprescindibles para desencadenar el
proceso de asimilación. Éstas actúan como catalizadoras del
catabolismo (desmontaje de las moléculas del alimento) para que el
cuerpo pueda disponer de las “piezas” básicas para montar las
moléculas que necesita su regeneración (anabolismo). Si las enzimas
faltan, el organismo tiene que generar un sobre-esfuerzo para
procesar el alimento, y se producen numerosos residuos acidificantes
tóxicos a eliminar. Que en muchas ocasiones quedan depositados en
los tejidos, con las consecuencias patológicas que en cada caso
puedan manifestarse por acumulación.
Por
esta razón los alimentos crudos mejoran nuestra energía,
vitalidad y bienestar. También colaboran en la estabilización
de nuestro peso corporal y en retrasar el envejecimiento. Incluso
contribuyen a prevenir y remitir las enfermedades degenerativas, de
tan triste actualidad.
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