domingo, 5 de enero de 2014


¿Qué se pide un millonario por Navidad?

Las cartas que los millonarios les escriben a Papá Noel incluyen peticiones como submarinos, yates, estadios deportivos o viajes espaciales.

casa del arbol
Casa del árbol, con todos los adelantos tecnológicos, de Masters Whishmakers.

La vida puede ser más barata, pero no es vida. ¿El momento de las compras navideñas es un tormento porque no sabe que regalarle a su pareja y no quiere caer en los tópicos del perfume, la corbata o la botella de vino? Consuélese imaginando lo difícil que debe ser encontrar el regalo perfecto para un billonario. ¿Qué tal un yate? Mmmm no sé, tendría que tener algo especial porque ya tiene uno. ¿Y un submarino, así los paparazzi no podrían hacerle fotos tomando el sol desnudo, en cubierta? Si, no creas, lo hemos pensado pero bucear le da claustrofobia, así que queda descartado. ¿Tal vez algún objeto sencillo y práctico pero que sea de oro macizo, hecho por algún diseñador famoso o de edición limitada? ¡Bromeas!, la etapa rey Midas está ya demodé y la ostentación todavía más.
Ante la dificultad que entraña regalarle algo original y que le haga ilusión a un súper rico, la revista Robb Report, la biblia del lujo y la sofisticación, saca cada año un catálogo con ideas para obsequiar al selecto grupo de multimillonarios, que según la revista Forbes alcanzó la cifra de 1.426 personas este año y que ha crecido en 210 individuos con respecto al 2012.La guía del 2013, 21 Ultimate Gifts, viene encabezada por su regalo estrella, el más caro de todos, que consiste en un yate, por tan sólo 92 millones de dólares, con 2.300 metros de eslora, piscina con fondo de cristal, capacidad para 12 invitados y 15 miembros de la tripulación y un beach club a nivel del agua, entre otras lindezas. Pero si se quiere ir más rápido, sin renunciar al lujo de estos paraísos flotantes, el Sky Yacht One, con interiores decorados por Embraer y el diseñador Eddie Sotto, deja al Air Force One, el avión del presidente de los EEUU, a la altura del betún. El capricho cuesta la friolera de 83 millones de dólares.
Los ricos también gustan de rememorar su infancia y jugar a Tarzán. Para este colectivo Masters Whismakers ha diseñado una casa en un árbol, pero con los últimos adelantos tecnológicos. Propia de un decorado de la película Avatar, la estructura cuenta con diferentes niveles, un río, un helipuerto y un sistema de defensa antiaérea. El diseño, de Master Wishmakers, se puede customizar y el precio es de 62 millones de dólares. Aunque si uno es más bien urbano, hay disponible un apartamento en el Soho de Nueva York algo más barato, 50 millones de dólares. La “buhardilla” tiene dos pisos –en el 44 y 45- de 3.000 metros cuadros el de abajo y 7.045 el de arriba, además de una terraza de 462. La vista desde las alturas es de 360º y comprende el Empire State, la Estatua de la Libertad y el puente de Brooklyn y por un extra de nada, 18 millones de dólares, el diseñador de interiores Waldo Fernández ayudará a su dueño a convertirlo en un oasis de confort y distinción. O ya puestos, uno puede hacerse también con el set de cinco muebles de la colección de Hervé Van Der Straeten, por 460.000 $, para amueblar el apartamento.
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Un jet privado, ese clásico entre los millonarios.
Para los amantes del deporte, le sigue una propuesta tentadora: un estadio privado para el jardín con capacidad para cien personas y construido por Populous, la compañía que está detrás del Yankee Stadium de Nueva York. Por tan sólo 30 millones de dólares.
El problema de tener tanto dinero y bienes de valor es donde guardarlos. Un regalo practico donde los haya, que propone esta guía, es la habitación blindada, con lugares diseñados especialmente para esconder la calderilla, joyas, relojes, piezas de arte o documentos, y que cuenta con la cerradura de seguridad que perteneció al último banco que robaron la banda de los Dalton. 2,5 millones de dólares no es un precio muy alto para sentirse seguro y a salvo.
Otras ideas que los creativos de Robb Report, exprimiendo sus neuronas, han materializado en forma de regalos son: dos espadas samuráis, por 1, 3 millones; un Galpin Ford GTR 1, un súper coche basado en el Ford GT Sport y el Forf GT40, por solo un millón o un Triton Submarino para tres personas, que puede bajar hasta 36.000 pies de profundidad, por 32 millones. Comparado con los de años anteriores, al catálogo de 2013, en mi humilde opinión, le falta algo más de excentricidad. ¿Dónde están las momias egipcias o los meteoritos que ofrecían en ediciones anteriores?
La web fubiz.net habla del regalo más caro de esta navidad. Se trata de una casa situada en la 12E. 69thSt. de Nueva York y cuesta 114 millones de dólares. La mansión tiene su propio cine, piscina uno de los cuatros de baño es de estilo romano y se estima que la limpieza de la misma cuesta una media de 1.000 dólares por semana, pero solo un tacaño se echaría atrás ante tamaña menudencia.
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Casa en el SoHo de Nueva York, un 'detalle' de 50 millones de dólares.
Para los que les gusten las emociones fuertes, nada mejor que el viaje más apasionante de todos, el que propone Virgin Galactic. La compañía inicia en el 2014 sus vuelos turísticos al espacio y ya hay una lista de 1.000 personas que se han apuntado. A poco que uno haya visto algunas películas de naves espaciales, sabe a ciencia cierta que estas tienden a estropearse a las pocas horas de empezar su travesía. Si la perspectiva de pasar algunos años luz en el espacio reducido de una aeronave o en un planeta inhóspito en compañía de Justin Bieber —uno de los que ya han pagado los 250.000 $ del viaje—, les resulta insoportable, mejor descartar esta opción. Uno puede decantarse, por ejemplo, por un viaje a la Antártida —también de moda entre los ricos— para contemplar por última vez ese universo blanco, antes de que las petroleras acaben, tristemente, con él.
Las impresoras 3D son el nuevo caprichito de los potentados, ya que se pueden imprimir desde un arsenal a la Torre Eiffel y el modelo EOS Formiga P100, solo cuesta 250.000 $. Para los amantes de la ostentación, que todavía los hay, nada mejor que la versión rey Midas del humilde pendrive, esta vez con diamantes, zafiros y rubíes y con capacidad para 32GB. Un horror de diseño, por el que además hay que pagar 32.652 $. Siguiendo en la línea “objetos feos pero epatantes” la silla de Juego de Tronos, por 32.972 $, promete no dejar indiferentes a los invitados. Y para los niños dos ideas: un coche de juguete que cuesta más que uno de verdad, el Blanc Chateau 1936 BMW, por 20. 467 $, y una estatua de Lego, reproducción del susodicho niño en cuestión y a tamaño natural, al alcance del que quiera dilapidar 114 282 $.
Harrods, en Londres, es una de las firmas que viene abasteciendo a los millonarios desde décadas y siempre se ha puesto como ejemplo de su eficiencia la leyenda que decía que si uno quería un elefante —imprescindible si uno vive en Regent St— la compañía te lo proporcionaba. Este año, entre los regalos más caros que proponen estos grandes almacenes están una colección de 12 botellas de whisky, The Dalmore Patterson Collection, por 987.500 libras; el bolígrafo Jaali, de Jack Row, en oro y diamantes (29.000 libras) o un brazalete de lapislázuli (12.495 libras).
Los lujosos almacenes norteamericanos Neiman Marcus, echan algo más de imaginación que sus competencia inglesa, en su Christmas Book 2013, con propuestas para todos los gustos. La Diamond Experience, incluye un diamante en bruto de 25 kilates que hay que ir a pulir a la capital británica y que un diseñador de joyas insertará en una pieza, para luego viajar a un país de África, el lugar de procedencia de esta gema. Todo por 1,85 millones de dólares. Otro regalo singular es un halcón para los amantes de la cetrería, que viene entrenado y con un set de baúles de cuero, cajas para guardarlo, perchas o guantes (150.000 $). Por 30.000 de los grandes se puede pasar una noche en la famosa Glass House, en New Cannan, Connecticut, diseñada por el arquitecto Philip Johnson. Más ideas made in Neiman Marcus son una moto Wild Child, de Indian Larry, hecha a mano en Brooklyn (750.000 $); una bicicleta estática Ciclotte, con un original diseño (11.000 $); una escultura de Jeff Koons, Dom Perignon Balloon Venus (20.000 $) o unos gemelos de oro macizo con forma de personajes de La Guerra de las Galaxias: Darth Vader (4.200 $) y Maestro Yoda (4.000 $).
Como en Robb Report, los creativos a cargo de idear los regalos para Neiman Marcus, se esfuerzan cada año menos. La web Buzzfeed recordaba, hace poco, algunos ejemplos de presentes realmente imaginativos, que la firma proponía en el pasado. En 1972 vendían maniquíes replicas de uno mismo, de una fidelidad terrorífica. Estos “avatares” costaban solo 3.000 $ y estaban programados para reír las bromas o decir algunas palabras en el idioma elegido. Todo por control remoto. En 1995 se les ocurrió que alguien, sobrante de dinero, podía pagar 100.000 $ si se pintaba su nombre en un avión, concretamente un United Boeing 777, y se les daban viajes gratis en primera clase, todo durante 12 meses. Y en 2009 idearon unos coches con forma de cupcake por solo 25.000 dólares.
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Ya sabemos que Justin Bieber es uno de los pasajeros galácticos de Virgin.
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