Que
no! que no! ¡¡¡que no nos representan!!!
Es
claro que, para Ecologistas en Acción, la política es algo
demasiado importante como para dejarla solo en manos de políticos/as
profesionales. Por ello, nuestra organización quiere, desde la
independencia de partidos, subrayar aquellas contradicciones que en
materia de política social y ambiental tienen aquellas formaciones
que desde la renuncia al interés común han decidido concurrir a
estas elecciones para salvaguardar los intereses de ricos y poderosos
(porque la mayoría son, cómo no, hombres).
La
crisis sistémica que padecemos tiene su epicentro en la necesidad
intrínseca del capitalismo por crecer de manera continuada. Esto no
solo conlleva desigualdades crecientes, sino que es imposible en un
planeta de recursos limitados. Por ello, Ecologistas en Acción
considera que, quienes concurren con programas basados en estos
supuestos, son parte del problema, más que de la solución.
Si
apoyan los recortes sociales no nos representan.
No
se puede apoyar, desde la coherencia más básica, ninguna opción
partidaria que esté haciendo o proyectando recortes sociales en el
altar del dios bulímico del mercado. El reequilibrio de
posibilidades, la igualdad, la justicia social y la solidaridad no
son opciones, son el alma del concepto más esencial de democracia.
Una democracia con más de ocho millones de personas bajo el umbral
de la pobreza, con cinco millones de personas desempleadas y miles de
ciudadanos y ciudadanas desahuciadas de sus viviendas, es una
democracia en estado de emergencia, que solo podrá tener
perspectivas de mejora aplicando políticas decididas de
redistribución y solidaridad. Es perentorio implementar un modelo de
desarrollo antitético al neoliberal que cree un nuevo contrato
social con el planeta y nuestros semejantes.
Si
defienden la energía nuclear no nos representan.
Quien,
tras los últimos acontecimientos de Fukushima, siga defendiendo la
energía nuclear como una opción a incluir o mantener en nuestro mix
energético, merece nuestra más contundente reprobación. Las
evidencias sobre el riesgo inaceptable que la energía nuclear
representa para la salud de todos y todas y para el medio ambiente,
son tan insoslayables, que su defensa solo puede hacerse desde dos
perspectivas: desde la negligencia intelectual más acusada, o desde
la complicidad más espuria con los grupos de presión pronucleares.
Es necesario orillar de manera definitiva aquellas opciones políticas
que son capaces de representar y defender los intereses de una élite
industrial que pone en riesgo el presente y el futuro de la vida en
el Planeta.
Si
rescatan a los bancos no nos representan.
Resulta
escandaloso que en el mismo momento en que se están recortando
derechos y se anuncian nuevos mazazos a nuestro magro estado de
bienestar, se lleven a cabo recetas de recapitalización como modo de
rescatar a un sistema bancario perteneciente al mismo corazón
financiero que nos ha conducido a la actual crisis sistémica. ¡Un
10% del PIB está sirviendo para avalar o dar ayudas a la banca!
Quien rescata a bancos y condena a sociedades enteras no es merecedor
de nuestra confianza, ni de nuestro voto. Se debe pedir
responsabilidad pública, civil y penal a aquellas entidades que para
lucrarse se han dedicado a la usura y la especulación, atentando
contra los derechos de todos y todas, exigiendo, además, que hagan
frente a su deuda histórica devolviendo, con intereses, todo aquello
que ha posibilitado el empobrecimiento de clases sociales y de
regiones completas de nuestro planeta.
Si
no reducen las emisiones no nos representan.
Las
emisiones de gases de efecto invernadero están en el origen del
cambio climático. Este cambio climático se está notando ya en las
regiones del mundo más vulnerables, lo que se traduce en hambrunas,
en migraciones… Por ello es urgente rebajar estas emisiones, que no
olvidemos, sobre todo se producen en el mundo más enriquecido y se
padecen en las regiones más empobrecidas del planeta. Quien no se
comprometa de manera decidida a una reducción del 40% de emisiones
respecto a 1990, en la UE respecto al 2020, está siendo cómplice
con una de amenazas más terribles a las que se ha enfrentado la
humanidad, y por tanto no puede representarnos.
Si
destruyen la biodiversidad no nos representan.
El
consenso científico nos indica que nos enfrentamos a la sexta
extinción masiva de especies. Esa pérdida no solo significa el fin
de especies enteras, sino de su interacción, lo que pone en peligro
nuestra propia pervivencia. Así pues, es innegable replantear
nuestra forma de habitar el planeta. Ante esta cuestión los partidos
en liza no pueden ponerse de perfil. Es necesario acabar con aquellas
políticas que contemplan al ser humano como único centro válido, o
con aquellas otras que reducen la riqueza ecosistémica a un producto
del que extraer pingues beneficios. Quien no ve en la vida, vida,
sino posibilidades de enriquecimiento con su destrucción, merece
nuestro completo rechazo.
Si
no apuestan por las renovables no nos representan.
En
este contexto de lucha contra el cambio climático y de crisis
sistémica, es imprescindible cambiar nuestra forma de consumir
energía, decreciendo y ahorrando, pero también incentivando la
producción energética a través de renovables. Se trata de
potenciar una industria respetuosa con el medio ambiente, que genera
más puestos de trabajo y que democratiza la producción energética
en detrimento de las grandes y nocivas corporaciones multinacionales
del ramo. Esta apuesta, si es sincera y significativa, debe fijarse
objetivos ambiciosos en el consumo de energía proveniente de
renovables: al menos un 72% en 2020, objetivo factible como muestra
la propuesta energética de Ecologistas en Acción.
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