A LA CASA DEL BRUJO
Ésta
es la historia de Gema, una joven enamorada pero no correspondida que
había
acudido
a un vidente africano que tiene su consulta en Madrid, y que se
anuncia
como
el profesor Karamba.
Este
profesor abusó de Gema, y la estafó sin ningún tipo de escrúpulos.
Gema,
evidentemente, no solucionó su mal de amor y ahora está en una
situación
muy
difícil. Yo no sabia muy bien como ayudarla, pero intentaba al
menos, que la
conversación
le sirviese para desahogarse y liberarse de toda la carga emocional
que
llevaba encima. Del resultado de la estafa, Gema estaba sumida en una
profunda
depresión
y bajo tratamiento psicologico.
Quedamos
en un local, que por desgracia se encuentra muy cerca de donde el
vidente
africano
tenía la consulta, lo que a Gema le resultaba un trago muy amargo.
Es
una joven delgada y de piel muy blanca. Una mirada perdida salía de
unos ojos
tristes
que emanaban una profunda decepción.
Al
cabo de un rato se calmó y comenzó a relatarme su historia, parte
de la cual ya me
había
avanzado por teléfono. Gema vio el anuncio del vidente africano en
el periódico
y
llamó para buscar una solución a su problema: quería recuperar a
su novio de toda la
vida,
su primer amor, y del que creía seguir enamorada.
Este
señor le pidio 600€ a cambio de hacerle un “ trabajo “. La
cifra era demasiado
elevada
para su economia, pero aun así pagó, con la única garantía de la
palabra de
un
individuo al que no conocía de nada. El vidente le daba todas las
garantías de su
efectividad
como brujo y eso ayudaba a Gema a pasar los días de desolación, al
menos
tenia
una esperanza. Pasaron dos semanas y Gema volvió para consultar cómo
iba
todo,
no veía ningún indicio que le hiciera pensar en la futura
reconciliación con su
novio.
El brujo, sin ningún reparo, le dijo que tendría que trabajar en
algo más fuerte,
lo
que le costaría 300€ más. El problema, según él, consistía en
que el novio estaba
hechizado
por otra mujer y que había que romper primero ese trabajo, antes de
ver
algún
resultado.
Sin
poder afrontar el pago, Gema tuvo que recurrir a su abuela para que
le prestara
el
dinero. Sin dudarlo volvió a la consulta del vidente para pagar y
lograr así el
rompimiento,
que era como aquel individuo llamaba al hechizo que debía realizar.
Luego
vino lo peor, Karamba le dijo que tenía que quitarse la ropa,
desnudarse alli
mismo
y en es momento. Gema le increpó, ya que no entendia la razón, pero
él
terminó
por convencerla argumentando que era la única manera de que
recuperara
a
su novio.
Ante
tan contundente argumento, la joven, desesperada, accedió, y Karamba
comenzó
el
ritual: fue untándole con miel todo el cuerpo mientras la sobaba.
Gema notaba que lo
hacía
de manera algo extraña, se sentía muy incomoda con la situación.
En un momento
determinado
le pidío que parara, ya no podía soportarlo más. El vidente
accedió, pero
le
dijo que tendría que hacer una última cosa. Gema tendría que
taparse los ojos y con
una
vela en forma de pene rojo y untada de miel debía masturbarse
agachada sobre un
círculo
mágico. Mientras tanto,él rezaría una oración que sería capaz de
devolverle
a
su novio en veinticuatro horas.
Gema
se negó con rotundidad, a lo que el supuesto vidente le contestó
que entonces
no
podría hacer nada por ella. Gema le pidio que le devolviera todo el
dinero gastado,
a
lo que se negó, argumentando que era ella la que impedía que se
realizara el trabajo
y
que no era su culpa. Ante este argumento,aún semidesnuda y pringada
de miel, acepto
sin
más remedio, era tanto el deseo de tener a su ex novio, que su
desesperación la llevó
a
aceptar esta indecente proposición, esperanzada en que al día
siguiente estaría con
Carlos
tal como le había prometido el brujo. Con mucho miedo accedió a
dejarse arrastrar
en
aquel vejatorio ritual.
Karamba
trazó un circulo con un polvo blanco en el centro de la habitación,
apagó las
luces
y encendió 18 velas alrededor del círculo, luego le facilitó el
pene rojo untado con
la
miel, volvió a vendarle los ojos y se apartó para hacer sus
cánticos. Mientras, Gema
permanecía
en pie sin saber qué hacer y él la fue guiando.
Cuando
Gema ya tenia el pene introducido, y a causa de los dolores que
sentía, tuvo un
ataque
de cordura y se retiró la venda de los ojos, con la intención de
acabar con toda aquella farsa y salir corriendo. Lo que vio fue una
imagen terrible que la dejó de piedra:
Karanba
se masturbaba compulsivamente sentado frente a ella.
Mientras
me contaba la historia se me hizo un nudo en la garganta, le exigí
que le
denunciara
inmediatamente, le di la seguridad de que la acompañaría a la
comisiría en
el
acto. Pero todo fue inútil, se puso muy nerviosa y dio por terminada
la coversación.
Me
dejé arrastrar por la emoción y conseguí impresionarla hasta el
punto de que a los
dos
días me llamó para decirme que acababa de salir de la comisaría,
con la denuncia
bajo
el brazo.
J.Gonzalo
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