“Me queda dinero hasta marzo”
Los estudiantes en el extranjero se movilizan ante el recorte a su “sueño”
Once españoles, la mayoría andaluces, se concentran en torno a un portátil en Riga (Letonia) para denunciar el recorte de las becas Erasmus. Están angustiados porque siete tienen una situación familiar complicada con alguno de los padres en paro o con invalidez. Y solo una cuenta con beca general del ministerio. Unos no se benefician porque superan por poco el umbral de renta, alguno se quedó corto de créditos aprobados o en otros casos, la situación económica se acaba de deteriorar. Por eso se decantaron por Riga. Según la información de la que dispusieron, Letonia se encuadra en el nivel E de gastos —junto con Portugal o Rumanía— y con 450 euros mensuales se vive. Pero se acerca más a los 700. “No sabemos si es porque Riga es la capital, pero es muy caro. ¡Un litro de leche cuesta mínimo 0,98 euros! Una habitación individual 300 euros...”. Se les ha pasado por la cabeza volverse, pero “¿dónde vas con el curso empezado? ¿Renuncias a todo?”. Es el “sueño de muchos años” y la mayoría trabajó en verano para irse con ahorrillos. Les gustaría emplearse en Riga, pero no saben ni letón ni ruso —las clases son en inglés— y el paro allí es del 16%.
Sin beca se ha quedado también Raquel Pérez, con sus padres en paro y un expediente en periodismo brillante. Este año recibirá la beca general, pero ni un euro de la complementaria de Erasmus porque se concede sobre la base de la renta de hace dos años, cuando la situación en su casa era otra. Ha elegido vivir en Nimega (Holanda) cinco meses y no en Newcastle (Reino Unido), diez, pensando en el bolsillo. “Leí que en un sitio eran 700 euros al mes y en Inglaterra 1.000 y me planteé: ‘Más tiempo y más dinero, imposible”. Irá aún más justa, pero no se plantea volver.
A miles de kilómetros de Riga, en Foggia (Italia) se cuece mucho del movimiento de los erasmus. Germán Fernández, estudiante de Medicina en Sevilla, miraba todos los días el BOE escamado con el posible recorte de beca. Lo que no imaginaba es que se reduciría a 0 euros. Dio la voz de alarma a sus amigos y el domingo montaron una página en una red social para movilizar a sus compañeros. Ya superan los 7.000 inscritos. Iñaki Talens (Educación Física, Valencia), Alex Peñuela (Derecho, Jaén) y Fernando Orozco (Marketing, Almería) aseguran que no hubiesen solicitado la beca de haberlo sabido. Tienen dinero hasta marzo. En esta ciudad de la Puglia son unos 60 erasmus españoles. “Dicen que nunca había habido tanto. Claro, como para no haberlo si no dan un duro”, ironizan. Sus compañeros turcos reciben unos 800 euros mensuales.
De diez erasmus que hay reunidos en esta casa de Foggia tan solo Eider Serrano, navarra que estudia Fisioterapia en Madrid, disfruta de una beca general (3.000 euros el pasado curso): “No es justo que la tengamos solo unos pocos. Aquí a nadie le sobra el dinero”. Les gustaría hacer una sentada conjunta de los residentes en Italia en Roma el 16, pero el viaje supone un dinero extra y las navidades están cerca. Han cobrado el 80% de la ayuda de la UE y en el caso de Álex 2.000 euros de la Junta de Andalucía. El dinero andaluz no siempre llega a tiempo, así que prefieren no contar con él. “Tengo una amiga a la que aún le deben sus 1.000 euros de un erasmus en Portugal el año pasado”, cuenta la almeriense María Fernández, desde Módena, en el norte de Italia. Sus gastos allí son mayores: 310 euros de casa más gastos como la calefacción imprescindible en esas latitudes. Desde Almería le mandan cajas de comida y le piden que aproveche la oportunidad. María, que estudia Administración de Empresas, nunca había cogido un avión.
Como en el caso de los de Riga, Enrique Berges, que estudia Telecomunicaciones en Granada, tuvo en cuenta el nivel de vida de Polonia para inclinarse por Varsovia. Cuesta vivir lo que les dijeron: de 450 a 500 euros. “Dice el ministro que con esta medida se quiere fomentar la igualdad entre estudiantes, pero no es así, porque lo que se va a favorecer es la desigualdad entre los que puedan pagar y los que no.
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