jueves, 6 de diciembre de 2012


     A LA CASA DEL BRUJO

Ésta es la historia de Gema, una joven enamorada pero no correspondida que había
acudido a un vidente africano que tiene su consulta en Madrid, y que se anuncia
como el profesor Karamba.
Este profesor abusó de Gema, y la estafó sin ningún tipo de escrúpulos.
Gema, evidentemente, no solucionó su mal de amor y ahora está en una situación
muy difícil. Yo no sabia muy bien como ayudarla, pero intentaba al menos, que la
conversación le sirviese para desahogarse y liberarse de toda la carga emocional
que llevaba encima. Del resultado de la estafa, Gema estaba sumida en una profunda
depresión y bajo tratamiento psicologico.
Quedamos en un local, que por desgracia se encuentra muy cerca de donde el vidente
africano tenía la consulta, lo que a Gema le resultaba un trago muy amargo.
Es una joven delgada y de piel muy blanca. Una mirada perdida salía de unos ojos
tristes que emanaban una profunda decepción.
Al cabo de un rato se calmó y comenzó a relatarme su historia, parte de la cual ya me
había avanzado por teléfono. Gema vio el anuncio del vidente africano en el periódico
y llamó para buscar una solución a su problema: quería recuperar a su novio de toda la
vida, su primer amor, y del que creía seguir enamorada.
Este señor le pidio 600€ a cambio de hacerle un “ trabajo “. La cifra era demasiado
elevada para su economia, pero aun así pagó, con la única garantía de la palabra de
un individuo al que no conocía de nada. El vidente le daba todas las garantías de su
efectividad como brujo y eso ayudaba a Gema a pasar los días de desolación, al menos
tenia una esperanza. Pasaron dos semanas y Gema volvió para consultar cómo iba
todo, no veía ningún indicio que le hiciera pensar en la futura reconciliación con su
novio. El brujo, sin ningún reparo, le dijo que tendría que trabajar en algo más fuerte,
lo que le costaría 300€ más. El problema, según él, consistía en que el novio estaba
hechizado por otra mujer y que había que romper primero ese trabajo, antes de ver
algún resultado.
Sin poder afrontar el pago, Gema tuvo que recurrir a su abuela para que le prestara
el dinero. Sin dudarlo volvió a la consulta del vidente para pagar y lograr así el
rompimiento, que era como aquel individuo llamaba al hechizo que debía realizar.
Luego vino lo peor, Karamba le dijo que tenía que quitarse la ropa, desnudarse alli
mismo y en es momento. Gema le increpó, ya que no entendia la razón, pero él
terminó por convencerla argumentando que era la única manera de que recuperara
a su novio.
Ante tan contundente argumento, la joven, desesperada, accedió, y Karamba comenzó
el ritual: fue untándole con miel todo el cuerpo mientras la sobaba. Gema notaba que lo
hacía de manera algo extraña, se sentía muy incomoda con la situación. En un momento
determinado le pidío que parara, ya no podía soportarlo más. El vidente accedió, pero
le dijo que tendría que hacer una última cosa. Gema tendría que taparse los ojos y con
una vela en forma de pene rojo y untada de miel debía masturbarse agachada sobre un
círculo mágico. Mientras tanto,él rezaría una oración que sería capaz de devolverle
a su novio en veinticuatro horas.
Gema se negó con rotundidad, a lo que el supuesto vidente le contestó que entonces
no podría hacer nada por ella. Gema le pidio que le devolviera todo el dinero gastado,
a lo que se negó, argumentando que era ella la que impedía que se realizara el trabajo
y que no era su culpa. Ante este argumento,aún semidesnuda y pringada de miel, acepto
sin más remedio, era tanto el deseo de tener a su ex novio, que su desesperación la llevó
a aceptar esta indecente proposición, esperanzada en que al día siguiente estaría con
Carlos tal como le había prometido el brujo. Con mucho miedo accedió a dejarse arrastrar
en aquel vejatorio ritual.
Karamba trazó un circulo con un polvo blanco en el centro de la habitación, apagó las
luces y encendió 18 velas alrededor del círculo, luego le facilitó el pene rojo untado con
la miel, volvió a vendarle los ojos y se apartó para hacer sus cánticos. Mientras, Gema
permanecía en pie sin saber qué hacer y él la fue guiando.
Cuando Gema ya tenia el pene introducido, y a causa de los dolores que sentía, tuvo un
ataque de cordura y se retiró la venda de los ojos, con la intención de acabar con toda aquella farsa y salir corriendo. Lo que vio fue una imagen terrible que la dejó de piedra:
Karanba se masturbaba compulsivamente sentado frente a ella.
Mientras me contaba la historia se me hizo un nudo en la garganta, le exigí que le
denunciara inmediatamente, le di la seguridad de que la acompañaría a la comisiría en
el acto. Pero todo fue inútil, se puso muy nerviosa y dio por terminada la coversación.
Me dejé arrastrar por la emoción y conseguí impresionarla hasta el punto de que a los
dos días me llamó para decirme que acababa de salir de la comisaría, con la denuncia
bajo el brazo.


J.Gonzalo

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