viernes, 28 de septiembre de 2012

EL ÁRBOL DE LA VIDA


El Árbol de la vida es el símbolo Kabalístico más relevante del judaísmo. Está  compuesto de 10 esferas “sefiroty 22 senderos, los cuales determinan o representan un estado “sefira” que acercan a la comprensión de Dios y la creación del mundo que conocemos. El Árbol de la vida es un esquema de la creación.

LAS SEFIROT

El modelo de las “Diez Sefirot” constituye el código espiritual según el cual el universo entero fue creado.
Cada una de las Sefirot expresa una característica especial de la abundancia espiritual Divina, la cual fluye hacia la totalidad de la creación y se cuela camino abajo a través de los mundos espirituales hasta llegar al mundo físico.

Las Sefirot son la raíz y fuente de “Las Diez Expresiones” que crearon el mundo, las diez veces que dice en el libro del Génesis “Que haya Luz”, “los cielos”, …etc.

Las Diez Sefirot se dividen en dos grupos:
- Cerebro\Mente: Sabiduría, Entendimiento y Conocimiento
- Atributos Emocionales: Bondad, severidad, belleza, victoria, esplendor, fundamento y reinado.

La palabra Hebrea “Sefirá” significa “Luz”, como una piedra de zafiro brillante y luminosa.
El sagrado Zohar llama a las esferas (Sefirot) “mejoras” (Tikuním), aludiendo a joyas. Esto en el sentido de que, tal como las joyas mejoran y corrigen a una persona en cuanto a su belleza, también las diez sefirot añaden belleza con la luz infinita que fluye en ellas.
El misticismo Judío enseña que toda la creación proviene de cuatro mundos espirituales: emanación, creación, formación, y acción. Cada uno contiene el sistema de las 10 sefirot, el cual cambia según la sustancia del mundo espiritual correspondiente.
En el mundo más elevado, el mundo de la emanación, las esferas se describen como fuerzas divinas puras, y a medida que descienden hacia el mundo físico, las luces divinas se condensan en las esferas y desaparecen dentro de los recipientes que las contienen.
Este proceso continúa hasta nuestro mundo físico y tangible, llamado el “mundo de la acción física” donde la luz de las sefirot desaparece, permitiéndonos a nosotros tan solo ver el mundo físico y temporal, sin poder apreciar las fuerzas espirituales en él. 
Según la Kabalá, la creación recibe el nombre de “el mundo” (Olam en hebreo), que viene de la raíz hebrea “Alem” que significa desaparecer.
Por su propio estado natural, el mundo oculta las fuerzas espirituales que fluyen en él. Sólo a través de la práctica espiritual cabalística, que recibe el nombre de Hitbonenut (contemplación, meditación), la cual se puede encontrar extensamente en la literatura Jasídica, puede la persona identificar la fuente espiritual y sustancia del mundo que lo rodea, y utilizar este entendimiento de manera sabia y beneficiosa.
En nuestro mundo podemos encontrar una copia exacta de la forma de las 10 sefirot en el cuerpo y el alma del hombre, el cual fue creado a imagen del Creador. La forma de las 10 sefirot también recibe el nombre de “el árbol de la vida”, y nos enseña como cada una de las sefirot tiene conexión con las cualidades y habilidades del alma del ser humano.
Sabiduría: Esencia de la inteligencia, habilidad para inspirar y crear.Entendimiento: Ampliación de la comprensión de los detalles.Conocimiento:Habilidad de profundizar y comunicar conscientemente.Bondad: La cualidad de influir y dar.Severidad: La cualidad de disminuir y moderar la influencia.Belleza: Mezclar y balancear la influencia.Victoria: la victoria sobre obstáculos en el camino de la influencia.Esplendor: Una decisión válida a poner en práctica.Fundamento: Comunicación que impacta al receptor.Reinado: La influencia misma.
Las revelaciones relacionadas con los poderes del alma tal como aparecen en la literatura Kabalística aportaron una nueva y fascinante luz sobre los procesos psicológicos, conscientes y emocionales que experimentamos  y delinearon el camino para el crecimiento espiritual en una forma especial y práctica.
La Kabalá explica los eventos y procesos que tienen lugar en los mundos superiores, usando principalmente parábolas sobre el alma humana. Debemos recordar siempre que se trata únicamente de parábolas, y que los mundos espirituales superiores y la realidad Divina no son susceptibles de enmarcar en definiciones físicas.




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