domingo, 15 de julio de 2012

MIRAD EN VUESTRO CORAZÓN.........


Kabîr: Hindúes y musulmanes




Aun teniendo en consideración las posibilidades de una interacción entre el sufismo y el bhakti, debe recordarse que la devoción bhakti tuvo sus raíces en fuentes hindúes que eran muy anteriores al surgimiento del Islam. Se tienen noticias de cultos centrados en la devoción a Siva y Visnú en los primeros siglos de la era cristiana. En los siglos posteriores los himnos de los santos tamil están movidos por un apasionado anhelo de comunicación con la divinidad.
La importancia de la influencia islámica en la vida devocional hindú no se encontrará en la creación de nuevos movimientos, sino en la respuesta que engendró. Este fenómeno está claro en las enseñanzas de los tres poetas santos que vivieron al final del siglo XV, Kabîr, Guru Nânak y Chaitanya. Sus enseñanzas nos indican que la presencia islámica había impuesto en la India una conciencia de las diferencias religiosas que dio a su historia religiosa una nueva dimensión. Kabîr y Nânak intentaron incorporar algunas concepciones islámicas dentro de una estructura metafísica que era esencialmente hindú; Chaitanya reafirmó los valores más peculiares del hinduismo, deseando proteger la herencia religiosa hindú de la amenaza que para ella representaba el Islam.
Las fechas de nacimiento y muerte de Kabîr no se conocen con exactitud; sólo se sabe que murió hacia el año 1518. Durante su infancia fue educado en el islamismo y en su juventud parece que fue discípulo en primer lugar de un sûfî, Shaikh Taqqi, y después de un místico hindú, Râmânanda. Esta herencia dual probablemente se refleja en un importante elemento de su doctrina: su insistencia en que la verdad no se encontrará en los ritos del hinduismo o del Islam. "He examinado las doctrinas religiosas de los musulmanes y de los hindúes —escribió— pero no abandonarán su fanatismo porque disfrutan con el sabor de éste en sus lenguas." Atacó la existencia de las castas, pero no en nombre del principio del  igualitarismo social, sino porque su existencia indicaba una dependencia a los factores externos al hombre. Los hombres son iguales porque están comprometidos en un común mundo de pecado. Kabîr decía a los hindúes:
Los dioses están hechos de piedra;
el Ganges y el Jumna son agua;
Râma y Krisna están muertos;
no existe clan ni casta en el vientre materno...
Y a los musulmanes:
Si vuestro dios hubiera deseado la circuncisión,
os hubiera enviado circuncidados al mundo...
Oh Maulvi, ¿qué libros estás explicando?
Charlas y parloteas día y noche,
pero no has encontrado la religión verdadera.
A musulmanes y a hindúes suplicaba:
Mirad en vuestro corazón;
ahí encontraréis a Allâh y a Râma.
Su pensamiento estaba formulado en la metáfora primordial de la tradición hindú: el hombre está atado a la inacabable rueda de la existencia, está perdido en el mar de la existencia; solamente la devoción puede llevarle a lo alto para no caer de nuevo en este mundo de dolor. Por esta razón, Kabîr tuvo más influencia en los hindúes que en los musulmanes.








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